Mila 18 by Leon Uris

Mila 18 by Leon Uris

autor:Leon Uris
La lengua: spa
Format: epub, mobi
ISBN: ISBN 84-02-00461-X
editor: julio de 1973


CAPÍTULO XXX

Anotación en el diario

Si quieres conocer el cine,

el viaje no te hará mella;

el ghetto es como Hollywood,

todos tienen una ESTRELLA

OBSEQUIOS DE NATHAN «EL Loco»

Ervin Rosenblum ha realizado una labor estupenda como secretario cultural de Huérfanos y Ayuda Mutua. Ahora tenemos una Orquesta Sinfónica del Ghetto, completa, quince obras teatrales en "yiddish" y en polaco, una escuela secreta en cada orfanato, tanto para la instrucción primaria como para la formación religiosa, exposiciones de arte, polémicas, lectura de poesías, etcétera, etcétera. Varios artistas individuales han formado "troupes" que actúan hoy un sitio y mañana en otro. La más conocida es Rachael Bronski, quien ha debutado en la orquesta sinfónica interpretando el Segundo Concierto, de Chopin. La llaman "El Ángel del Ghetto". ¡Qué lástima que Emanuel Goldman no esté entre los vivos para ver el gran talento de esa chica!

Pero... nuestra situación continúa empeorando. El número de defunciones principalmente a causa del tifus y el hambre, va en aumento: julio, 2.200; agosto, 2,650; setiembre, 3.300; octubre, 3.800. Hasta la fecha, en noviembre ha habido un promedio de ciento cincuenta por día. Cosa rara, el porcentaje de suicidios continúa descendiendo.

Conclusión: los más débiles ya se dieron muerte en los días pasados. Los demás están decididos a sobrevivir. Todas las mañanas, las familias depositan cadáveres nuevos en las aceras. No hay dinero para entierros. Los "equipos sanitarios" vienen con carritos de mano, cargan los cadáveres (veinte o treinta por carro), y los llevan al cementerio a enterrarlos en fosas comunes. El espectáculo de la muerte y de la inanición ya no impresiona a nadie. Tenemos que inmunizarnos. ¡Qué calamidad!

Los comestibles llegan diariamente a Transferstelle. No hay bastantes para alimentar a todo el mundo. Los Siete Grandes han elevado tanto los precios, que Huérfanos y Ayuda Mutua apenas pueden conseguir sino las raciones mínimas escuetas. Virtualmente, los Siete Grandes dominan todas las tahonas autorizadas. Los panaderos son los "reyes" del ghetto.

El contrabando se ha convertido en una manera de vivir. Nadie puede ponerle coto.

Napoleón lo intentó y fracasó. Los alemanes no pueden cortarlo. Aunque fuesen escrupulosos y honrados, no podrían. Todos los guardias están corrompidos, la Milicia Judía en el interior, los Polacos Azules y los alemanes en el exterior. ¿Y por qué se habrían de empeñar los alemanes en suprimir el contrabando? Todos sus empleados de mayor categoría tienen los bolsillos forrados con el dinero de las gratificaciones.

El contrabando adquiere todas las formas, desde las primitivas hasta la de transacciones perfectamente organizadas. En su forma más elemental, unos chiquillos menudos y listos corren por ahí, y atraviesan la pared del ghetto por alguna grieta, o salen por uno de la media docena de túneles que la cruzan por debajo del suelo. De estos niños, algunos son meros proveedores de sus familias. Se arriesgan a pasar a la parte aria para espigar en los cubos de basura, hacer trueque, si tienen algo que trocar, pedir limosna en las plazas, o hurtar. Un pobre niño se quedó atascado en una grieta de la pared, y recibió a la vez los golpes de la policía de dentro y los de la de fuera del ghetto.



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